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Historia de Liliana Quiñonez - Tumaco, Nariño.

Escrito por: Laura Jaimes, Asesora de Despacho del Fondo Colombia en Paz.

Nos conocimos con Liliana en uno de los talleres de Voces del Territorio en Tumaco, era el segundo taller de validación en este municipio y ella llegó sonriente y con toda la actitud. Desde el principio me di cuenta que era la vocera de Asomupaz, que se expresaba muy bien y a pesar de ser un poco tímida siempre era muy elocuente e iba al punto. Una mujer que tenía clarísimas las necesidades de las mujeres rurales de Tumaco y toda la intención y habilidades para lograr reconciliación en su territorio. Ese además fue un taller particular porque iba la cooperación.


Todos íbamos y veníamos de un lado al otro en la escuela de Tumaco donde íbamos a recibir a los cooperantes del MPTF, y al final, sabíamos que ellos querían hablar con las comunidades. Por eso desde que la vi, supe que Liliana iba a ser una de las mujeres con las que los cooperantes iban a querer conversar y saber más acerca que este proyecto que apenas se estaba construyendo, así fue. Hablé con Liliana y con Sarita le dijimos que se preparara, que iba a conversar ese día con los representantes de las Embajadas, ella sonriente y con rasgos de timidez, aceptó con mucha emoción y expectativa. En la reunión les dijo un poco sobre Asomupaz y cómo ellas podían aportar al Festival de Voces de la Piangua en Tumaco, lo hizo muy bien aunque no tuvo mucho tiempo para hablar. Fue muy concreta y al mismo tiempo clara en lo que decía, justo lo que necesitábamos. 

 


Liliana es una mujer que a hoy, tiene 35 años, tiene su familia con su esposo y sus dos hijos de 8 y 4 años. Es lideresa, vocera de Asomupaz y una mujer llena de sueños y ganas de salir adelante. 

Desde pequeña Liliana ha estudiado y ha hecho lo posible por seguirlo haciendo, como muchas personas en el país especialmente las que viven en zonas rurales, vivió durante mucho tiempo y todavía hay rezagos, la violencia en el país. “yo iba y volvía del colegio todos los días, ese recorrido era de 45 minutos caminando rapidito, nosotros caminábamos con mucho susto porque no sabíamos si en el camino nos iba a tocar una bomba. Todos los días sabíamos que en cualquier momento podía explotar una”. La intimidación a la población y el miedo con minas antipersonales, era una realidad que ella vivía muy de cerca y que la marcó.


“Gracias a Dios, nunca me pasó mucho, pero sí una vez me pasó que perdí a mis bebés por un susto que tuve, yo tenía 25 años, ya estaba embarazada de mi esposo y eran gemelos. Había tenido la preocupación y fui al médico, el médico me hizo exámenes y cuando supe que estaba embarazada incluso me hicieron una ecografía, yo alcancé a escuchar el corazón de los gemelos latir.” Pero en un día cualquiera ella salió de su casa y como era normal, explotó una mina cerca, el susto la paralizó y ella desafortunadamente tuvo una pérdida ese día. Liliana ya tenía la ilusión de ser mamá, pero su entorno no se lo permitió, fue más fuerte la realidad del contexto en el que se encontraba. 
El acercamiento con la violencia en Liliana generó mucha conciencia de la realidad en la que vivía ella y su familia, pero ella era muy consciente de que para poder salir de esa situación, lo mejor era estudiar y romper esos ciclos de pobreza. “Yo quería estudiar una carrera para sacar adelante a mi familia, yo veía como la gente dejaba de estudiar por miedo, pero tenía claro que quería sacar a mis hermanos de ahí, por eso siempre quise estudiar y trabajar.” 


Apenas se graduó como bachiller salió de su vereda para lograr ir a trabajar a Bogotá buscando el cambio y trabajando para salir adelante en una fábrica. Ella al no tener recursos no podía pagar transporte para llegar al trabajo y siempre se movilizó caminando. Incluso una de esas empresas nunca le pagó pero fue rotando y terminó trabajando en el éxito, pudo recoger algunos recursos e incluso empezar a estudiar que era si meta. Ella logró trabajar y ser suficientemente estable como para estudiar sistemas en el politécnico. Estaba cumpliendo su sueño de romper barreras, pero desafortunadamente la realidad de su familia no daba espera, ella tuvo que seguir ayudando a su mamá en el campo y a su papá que trabajaba en la tala de madera y en un punto simplemente todo no era sostenible. Ella escogió devolverse a ayudar a sus papás, pues era una situación que la ponía a escoger entre el estudio o la subsistencia de su familia, y ella claramente escogió a su familia. Tristemente mucha gente deja de estudiar poque no quieren que les pase algo mientras van al colegio. 


Liliana siempre ha sentido una vocación muy fuerte al servicio “yo siempre he querido ayudar a todos. Yo quisiera tener como ayudar a todos, como hermana, como mamá, como amiga, desde que pueda siempre quiero ayudar al que pueda.” Esa vocación, la llevó a formar su asociación con mujeres de la zona que estaban en condiciones similares.  A Liliana como lideresa se le ocurrió que como en Llorente era el restaurante más cercano, era buena idea montar un restaurante para empezar a brindar ese servicio que hacía falta en la zona. Poco a poco con lo que pudieron entre todas empezaron a dotar el restaurante que ahora tienen y les ha ido bien porque son las únicas en la zona. El restaurante apenas está naciendo y creciendo entonces ellas ya determinaron entre ellas como asociación los turnos de trabajo y la idea es empezar a generar ingresos para la asociación y para ellas mismas y sus familias. Así es como nace Asomupaz, desde finales del año pasado; entre todas pusieron un pedacito de cada una, recaudaron fondos como pudieron y se constituyeron en la Asociación de Mujeres Portadoras de paz. 


Ella quiere seguir trabajando como lideresa pero es difícil según lo que cuenta porque la violencia y el entorno también implican muchos riesgos. “Muchas veces uno se cohíbe de decir cosas porque luego uno sabe que puede correr riesgos, lo amenazan o algo pasa de la nada”. Efectivamente les ha ido muy bien con el restaurante que abrieron, pero ella quiere seguir emprendiendo y buscar formas de sacar adelante a su familia y darle los estudios a sus hijos que ella no pudo tener. “Le pido a Dios que me deje tener mi propio restaurante más allá del de la asociación” Asomupaz tiene madres cabeza de hogar y madres emprendedoras, cada una busca su aporte, y a través del restaurante se han mantenido a flote.


Pero esa no es toda su función además de encargare de todas las laboras del hogar que comienzan desde muy temprano, ellas los domingos una vez al mes llevan un grupo de ancianos vulnerables y les dan almuerzo. De la misma manera acogen abuelos mayores con los recursos del restaurante y les ayudan a comprar un mercado o lo mismo hacen con personas discapacitadas. Su labor, no termina en ellas y sus familias así ellas mismas tengan pocos recursos.


Liliana, es una mujer inspiradora que lidera a estas mujeres, que es su vocera, creativa y soñadora y que además guiada por Asofuturo participa en Voces del Territorio y quiere hacer parte activa del cambio. En Voces del Territorio la iniciativa en Tumaco del Festival de la Piangua gira en torno a estrategias de comunicaciones mediante las cuales se logre hacer visibles los productos locales y de las asociaciones que quisieran participar. En este momento Liliana cree que la estrategia del festival es el escenario que mediante su iniciativa de comunicaciones para el desarrollo le ayudaría a Asomupaz para hacer más visible y dar a conocer el restaurante. “De pronto dándonos a conocer con el Festival de la Piangua la gente pueda saber que existe el restaurante en el país y por qué no en el mundo” Liliana sabe y entiende que el poder de dar a conocer existe y puede potenciar su negocio, a las mujeres y a su restaurante y ¿por qué no darles un empujón para que puedan crecer? Voces, se trata de que ellos mismos cuenten sus historias y sus narrativas de construcción de paz. La de Liliana, se trata de ayudar al que lo necesita, de cocinar y de hacer delicias caceras y más con las que la gente se delite y conozca además el folclor y el sabor de Tumaco y de su región. 
Al final, incluso tal vez se puedan hacer más visibles las iniciativas y proyectos de cada una en sus entornos rurales lo cual pueda atraer a otras organizaciones que les quieran ayudar y aportar a Asomupaz. Ya a Liliana le pidieron saber qué necesita la Asociación para participar en el Festivar de la piangua y están a la espera de participar con esos implementos como sillas y mesas entre otros implementos que al final también pueden terminar beneficiando directamente al restaurante.


Gracias Liliana por tu confianza, tu sonrisa y por participar con nosotros en nuestro webinar de Voces del Territorio como mujer lideresa, emprendedora y soñadora. 

 

 
 
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